¡Mi mujer ha decidido dar el pecho!
Ver a un bebé mamando es una experiencia impactante. ¡Imagínate si los protagonistas son tu mujer y tu bebé! A mí me dieron ganas de participar. La mamá no tiene por qué hacer todo el trabajo. La primera vez casi lloré. Quizá sea demasiado sensible, pero lo tengo asumido.
Papá y lactancia
Dar el pecho es una decisión de ambos padres. Me gustó que mi pareja me preguntara mi opinión. ¡El resultado es que ahora me siento parte del proceso! Debo reconocer que a veces estoy un poco celoso, pero me alegra poder estar presente en esos momentos inolvidables.
Mi mujer se ha convertido en madre
Los pechos eran objetos de deseo, pero ahora alimentan también a mi pequeño retoño. Ese cambio de perspectiva no es fácil para mí. Cuando vi al bebé pegado al pecho de mi mujer, me embargó un sentimiento que mezcla celos y exclusión. Además, como tiene los pechos más sensibles a causa de la lactancia, no tengo derecho a tocarlos. ¿Por qué me castigan? ¡Yo no he hecho nada!
Al principio, me costaba verles a los dos en ese estado de paz total. Pero, al poco tiempo, la situación me enterneció, cambié de perspectiva y encontré mi sitio. Ahora, ver a mi mujer dando el pecho a nuestro bebé me parece una imagen preciosa.
Transmitir confianza y tranquilidad
Para no sentirme excluido y evitar la sensación de inutilidad, me he convertido en el responsable logístico de las tomas. Ayudo a que se instalen cómodamente y a crear un ambiente agradable. A veces, cojo al bebé en brazos y ese contacto me da la sensación de que los dos le damos el pecho. ¡Parece exagerado, pero no lo es!
En cuanto a las grandes interrogantes de la lactancia, me he convertido en un auténtico experto, sé que son las tomas largas o desordenadas, las subidas de la leche, las grietas. Sé que a veces mi pareja se pone mucha presión y que piensa que no está a la altura, pero yo estoy a su lado para tranquilizarla y darle confianza.
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