¿Qué pasa durante el parto? Desde un parto vaginal hasta una cesárea

Cuando se trata del trabajo de parto y el alumbramiento, las cosas a menudo no suceden según el plan de parto o cómo te las imaginabas. La experiencia de dar a luz es distinta para todas y es imposible predecir con precisión qué esperar.

Sin embargo, permitir la imprevisibilidad e informarte sobre los posibles escenarios puede servir mucho para establecer expectativas realistas y reducir la ansiedad, lo cual a su vez puede ayudar a que tu experiencia del parto sea positiva y reducir algunos de los choques de convertirse en nueva madre.

Entonces, ¿qué pasa durante el parto y cuáles son los distintos tipos de parto? ¿Qué puedes hacer para mejorar tu trabajo de parto y alumbramiento? Desde el dilema de una cesárea vs. un parto vaginal, hasta seguir una dieta y un estilo de vida saludables, nuestro desglose sencillo y nuestros consejos te pueden ayudar a prepararte para el día del parto.

Cesárea vs. parto vaginal

Hay dos tipos principales de parto. La mayoría de los bebés nacen vaginalmente, ya sea con cierto nivel de intervención médica, como un alivio para el dolor, una inducción, un fórceps o una extracción por vacío (también conocida como ventosa) o con una intervención mínima (a veces llamada parto natural). El resto —alrededor del 21 % de los bebés en el mundo— nacen mediante un procedimiento quirúrgico conocido como cesárea.

Hay muchos factores en juego en el nacimiento de tu bebé, como la salud y el peso de la mamá, la salud y el peso del bebé, la posición del bebé en el útero o canal de parto y las complicaciones que surgen durante el trabajo de parto.

Quizá tienes una preferencia definida de cómo quieres que tu bebé llegue al mundo, pero vale la pena no casarse con la idea de que hay un solo tipo de parto, lo importante es que la mamá y el bebé estén a salvo y bien. Tener la mente abierta puede ayudarte a enfrentar mejor los distintos escenarios.

Parto vaginal

Los partos vaginales pueden llevarse a cabo en el hospital o en casa e incluso en agua. La cantidad de alivio para el dolor y otras intervenciones dependerá de tu plan de parto y tus opciones, tus necesidades y las recomendaciones de tu profesional de la salud.

Los partos caseros y los partos de poca intervención hospitalaria o centrados en el alumbramiento tan solo se suelen recomendar para los embarazos y las labores de parto sencillos, en los que se limita o anula la intervención o el alivio para el dolor.

Si tu trabajo de parto es demorado, progresa con lentitud, es doloroso o desarrolla complicaciones, tal vez necesites más ayuda para dar a luz a tu bebé. Esto podría incluir la inducción del parto (cuando las contracciones son provocadas y/o mejoradas): por ejemplo, una amniorrexis, hormonas, por medio de un anestésico epidural para aliviar el dolor (una inyección que se inyecta en la columna vertebral para aliviar el dolor), un parto vaginal asistido mediante el uso de fórceps (instrumentos de metal con forma de cuchara) o una extracción por vacío para ayudar al bebé a salir del canal de parto.

Si el fórceps o la extracción por vacío son necesarios, es probable que necesites una episiotomía —un corte quirúrgico para agrandar la abertura vaginal—, la cual se te suturará después del parto. Tal vez te sirva aprender más sobre algunos de estos escenarios antes de tu fecha de parto. De esa manera, si aparecen, no intentarás entenderlos mientras te concentras en tu trabajo de parto. Y a medida que progrese tu trabajo de parto, habla con tus doctores y/o parteras sobre lo que necesites para dar a luz a tu bebé lo más segura y cómoda posible o pídele a tu pareja de parto que hable por ti.

¿Algo que debas saber sobre la cesárea vs. el parto vaginal? La salud y la inmunidad del bebé se pueden beneficiar de su viaje a través del canal de parto en el parto vaginal, pues los estudios demuestran que los bebés que nacen por cesárea tienden a carecer de bacterias buenas en los intestinos que tienen los bebés que nacieron vaginalmente.

Parto por cesárea

Los partos por cesárea se pueden planear para que ocurran antes de entrar en trabajo de parto (también llamados cesáreas electivas o programadas) o pueden ser imprevistas (a veces conocidas como cesáreas de emergencia).

Tu profesional de la salud puede decidir que una cesárea electiva es lo más seguro para tener a tu bebé: por ejemplo, si estás embarazada de varios bebés, si tú o tu bebé tiene una enfermedad subyacente, tienes una placenta previa o si el bebé está en posición podálica (cuando sale de pies en vez de cabeza) hacia el final del embarazo.

Tal vez también quieras solicitar una cesárea electiva y esto puede ser bastante común en algunos países. Si tu profesional de la salud decide realizar una cesárea después de entrar en trabajo de parto, se llama cesárea no planeada o a veces cesárea de emergencia. Tal vez necesites una si tu trabajo de parto cada vez es más lento, te han inducido, pero no has entrado en trabajo de parto o surgen preocupaciones sobre tu estado o el de tu bebé durante el trabajo de parto.

La mayoría de las cesáreas ocurren con anestesia epidural, es decir que despertarás, pero no podrás sentir mucho de la cintura para abajo y terminan en menos de una hora. Un tamiz te tapará la visión para que no veas la operación, se hace una incisión horizontal sobre tu vientre y te sacan al bebé del útero. En algunos casos excepcionales, es necesaria la anestesia general, es decir que estarás inconsciente durante la cirugía.

Si estás nerviosa de tener una cesárea programada o de emergencia, vale la pena saber que hay muchas maneras de tener una experiencia de parto positiva: comienza por trabajar con tu profesional de la salud y recibe consejos de otras mamás y fuentes confiables en línea.

Prepárate para dar a luz con una dieta y un estilo de vida saludables

Lo mejor que puedes hacer para prepararte para lo que pasa durante el parto es seguir cuidando tu salud y la de tu bebé como parte de tu plan de parto. Sigue una dieta balanceada y rica en nutrientes, considera tomar un suplemento prenatal para satisfacer las necesidades de tu bebé y de tu cuerpo y mantente activa.

Si haces esto, llevarás por buen camino tu peso y el del bebé recién nacido, además de que te mantendrá en forma para las exigencias del parto y la recuperación de este. Cuida tus niveles de hierro.

Aunque estar un poco anémica es común durante el embarazo, unos niveles más altos de anemia pueden aumentar el riesgo de que el bebé tenga un peso bajo al nacer y/o nazca de manera prematura, así como aumenta el riesgo de pérdida de sangre durante el trabajo de parto y el parto.

A menos que tengas programada una cesárea, también piensa en cuáles comidas y snacks querrás comer en las primeras etapas del trabajo de parto para mantener niveles altos de energía en casa y en el hospital (si tu profesional de la salud respalda esto). Es mejor evitar comidas abundantes y alimentos altos en grasa que sean más propensos a hacerte sentir náuseas, y mejor piensa en comer poco y con frecuencia: alimentos integrales como pasta y pan tostado, además de verduras, nueces y semillas pueden ser buenas opciones.

Y, por último, prioriza tu bienestar mental: así como debes dormir y descansar lo más que puedas, tal vez encuentres que la hipnoterapia, la meditación, los masajes para el embarazo, el yoga prenatal y tener una lista de reproducción para escuchar tus canciones relajantes favoritas durante el trabajo de parto y el parto te ayudan a relajarte y prepararte a nivel físico y mental para dar a luz.

Consulte a su médico, quien evaluará la recomendación médica más adecuada basado en la situación de salud, para la mejor toma de decisiones.