Cinco consejos para comer bien durante el embarazo
Seguir una alimentación variada y equilibrada es fundamental para tu organismo y para el bebé. En este informe te presentamos algunos consejos.
1. Come un poco más
Pero no comas el doble. Lo importante es que comas mejor. Así podrás aportar los nutrientes que tu organismo y el bebé necesitan.
En la práctica:
Para satisfacer las necesidades adicionales de alimento, no hace falta que aumentes la cantidad de tus comidas. Con ello, solo correrás el riesgo de padecer una indigestión.
Lo mejor es que optes por consumir uno o dos snacks al día. Por ejemplo, un yogur natural más una manzana, o 100 g de queso fresco más una fruta fresca cortada en cubos.
2. Come variado
Este consejo es la clave para mantener una alimentación equilibrada. Al comer de todo un poco (con excepción de los alimentos prohibidos durante el embarazo) aprovecharás los beneficios de cada alimento, asegurándote de cubrir los nutrientes esenciales.
En la práctica:
Sigue la norma de las cinco frutas y verduras al día: una naranja exprimida en el desayuno; un plato de verduras de hoja verde y una fruta en el almuerzo; una manzana en la merienda y una ensalada variada para la cena.
Si, por ejemplo, no te gustan determinados productos como el pescado, reemplázalo por otra fuente de proteínas, como la carne o los huevos.
3. ¡No te obsesiones con la balanza!
Durante los nueve meses de gestación vas a engordar. Eso es inevitable y, hasta cierto punto, necesario para tu salud y la del bebé. Así que no es momento para ponerse a dieta; con que controles tu peso será suficiente. Para ello, el médico te hará un seguimiento y determinará si tu peso es el adecuado o no.
En la práctica:
Para que no asimiles esos kilos demás, evita, en la medida de lo posible, el consumo de alimentos demasiado azucarados o con alto contenido de grasas, como los pasteles, dulces, frituras o comidas rápidas.
No comas a deshoras. Con las tres comidas equilibradas, más uno o dos snacks al día, evitarás caer en la tentación de comer alimentos que no te nutran.
4. No te saltes ninguna comida
Tu organismo necesita tres comidas principales al día. Por ello, intenta respetarlas aun cuando no tengas hambre; en especial el desayuno, que es fundamental para empezar el día.
En la práctica:
En la mañana, por ejemplo, toma un jugo de fruta; si está recién preparado, mejor. No olvides desayunar en la oficina; puede ser una manzana, galletas integrales, una rebanada de pan o frutos secos. Cómelos alrededor de las diez de la mañana, cuando tu organismo se encuentre totalmente despierto.
Si no tienes tiempo para almorzar, prepárate un sándwich que incluya proteínas (pollo, jamón, entre otros), verduras (de preferencia ensaladas), un producto lácteo y pan (de preferencia integral).
5. ¡Hidrátate!
La hidratación es fundamental durante el embarazo, tanto para la madre como para el niño. El consumo de agua, asociado a la ingesta de fibra (presente en frutas, verduras, cereales, féculas integrales, entre otros), contribuye al tránsito intestinal.
En la práctica:
De preferencia, bebe agua y no refrescos o bebidas azucaradas. Para que tenga sabor, puedes añadir un poco de zumo de limón. Así tendrás una bebida con cero calorías.
Para obtener fibra, consume guindones, cereales integrales, pan integral, almendras y albaricoques secos (orejones); también puedes optar por verduras de hoja verde cocidas, ya que se digieren mejor que cuando están crudas.
En general, sigue una dieta personalizada de acuerdo a las recomendaciones de un nutricionista. Él analizará tus hábitos alimenticios y, de ser necesario, te ayudará a mejorarlos. De esa manera, con el tiempo, incorporarás buenas prácticas a tu rutina diaria.
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