Me gustaría hacerle masajes: ¿Cuál es el momento adecuado?
Parece que los masajes ayudan a los pequeñines a relajarse y propician la comunicación. ¿Puedo hacerle masajes desde que nace? ¿Cuáles son las reglas básicas? ¿Qué productos se deben utilizar?
El bebé ya está bañado. Acurrucado en su bata, patalea con energía, esboza sus primeras sonrisas, emite sus primeros sonidos. El masaje prolonga y enriquece esa tierna complicidad con la madre.
El arte del tacto, muy desarrollado en otras culturas, era hasta hace poco tabú en las sociedades occidentales. Pero las mentalidades cambian y el masaje se ha convertido es una forma de comunicación con el bebé. Incluso los médicos le reconocen beneficios como relajar, calmar o desarrollar las facultades motoras.
Hacer un masaje es comunicarse
El bebé adquiere el sentido del tacto a partir del sexto mes de vida fetal. El contacto piel con piel propio de los masajes, cuando se practica desde el nacimiento, prolonga el contacto cálido del útero materno y establece un lenguaje corporal que permite a mamá y papá expresar su ternura.
¿Llora y no logras descifrar qué le pasa? No te hagas mala sangre ni busques forzosamente una respuesta. Cógelo, busca un sitio cómodo y dile que le vas a hacer un masaje. ¡Pura magia! Ese momento privilegiado y tierno calmará al bebé. Al aliviarle tensiones musculares, le aportarás bienestar y relajación. Tus gestos protectores contribuirán a tranquilizarlo y le ayudarán a conciliar el sueño.
¿Se retuerce llorando? Masajéale la barriga suavemente con la palma de la mano. Esa ligera presión junto con el calor de tu mano atenuarán los dolores, si es que tiene un cólico. Cuando se brindan con frecuencia, los masajes ayudan al bebé a tomar consciencia de su cuerpo. Atrévete y practica los siguientes consejos para aprender el arte del masaje.
Sobre el buen uso del masaje, ¿Cuál es el momento adecuado?
Cuando el bebé está relajado. Por ejemplo: antes de dormir, después de cambiarle el pañal o inmediatamente después del baño. Lo más importante es que el bebé y la mamá estén serenos y tengan la disposición de compartir unos minutos de complicidad. En cambio, no es lo más aconsejable masajearlo después de darle el pecho, pues un bebé con la barriguita llena no aprecia demasiado los beneficios de un buen masaje.
¿El mejor entorno?
Una habitación tranquila, poco iluminada y con una temperatura tibia. Puedes poner al bebé sobre la cama. También podrías sentarte y colocar al bebé entre tus piernas sobre una almohada delgada o una manta. Lo ideal es que el bebé esté desnudo. Para tranquilizarlo, tapa con una toalla suave las partes del cuerpo que no vayas a masajear. ¿Llora? ¿Parece que no está a gusto? Será que no tiene ganas de ser masajeado. Vuelve a intentarlo más tarde u otro día.
No es lo mismo un masaje para un adulto que para un bebé
Primero, como no eres una masajista profesional deberás tener mucho cuidado. En segundo lugar, lo más importante es el bienestar y no las técnicas sofisticadas. Antes de los dos meses, debes empezar con caricias. El masaje debe ser suave y firme a la vez. A medida que el bebé vaya creciendo, perfeccionarás tu técnica e intensificarás el masaje. ¿Tienes miedo de no hacerlo bien o de hacerle daño? Te recomendamos que leas nuestros consejos al respecto. Si con eso no basta, busca un curso.
¿Cuánto debe durar?
Los primeros masajes pueden hacerse a partir de la caída del cordón umbilical. Desde el primer mes puedes hacerle un masaje de cinco a diez minutos. Opta por sesiones cortas pero regulares, en lugar de masajes largos, pero esporádicos.
¿Hasta qué edad?
No hay fecha límite. El propio niño te indicará cuándo no quiere que le hagan más masajes.
¿Qué productos se pueden utilizar?
Puedes usar cremas o aceites especiales para bebés, que estén libres de perfumes y conservantes, algunas marcas especializadas en bebés ofrecen ese tipo de productos. Recuerda evitar el aceite de almendra dulce por el riesgo a que el bebé desarrolle una alergia.
Preparativos
- Quítate anillos u otros artículos que puedan hacerle daño. Lávate las manos, úntalas con aceite y frótalas unos minutos para que estén calientes. - - Haz que el bebé te mire y explícale con gestos los movimientos que vas a hacer.
- Todo el cuerpo: inicia el contacto corporal acariciando su cuerpo de la cabeza a los pies. Cada movimiento que se indica a continuación se puede repetir de cuatro a cinco veces. Cántale durante el masaje para tranquilizarlo. Detente cuando el chiquitín empiece a agitarse.
- Las piernas: coloca las palmas de las manos en sus hombros y ve bajando hasta las piernas. A continuación, masajea cada pierna con el interior de la mano, alternando las manos, desde la ingle hasta el tobillo. Presiona ligeramente la planta de sus pies con tu pulgar, comienza en el talón y termina en los deditos. Hazlo con cuidado porque es una zona muy sensible.
- El vientre: coloca tus manos sobre su barriguita durante un minuto. Comienza el masaje con las palmas de las manos dibujando un círculo en el sentido de las agujas del reloj. A continuación, desliza las manos una tras otra a cada lado del vientre.
- Los brazos y las manos: masajea el interior de los brazos con las palmas de tus manos. Rodea el bracito con tu mano y hazla descender progresivamente efectuando ligeras presiones. Luego, masajea los dedos y el interior de las manos dibujando pequeños círculos.
- La espalda: coloca al bebé boca abajo. Masajéalo delicadamente descendiendo una mano desde la base del cuello hasta la parte inferior de la espalda. Luego, sigue el sentido contrario. Termina con un ligero masaje circular en las nalgas.
- Tras acabar el masaje viste al bebé enseguida porque la temperatura del cuerpo baja al relajarse.
Artículos relacionados