Crianza consciente: una de las muchas formas de crianza respetuosa

El cuidado de nuestros hijos es seguramente el reto más importante que enfrentamos y, muchas veces, nos sentimos incapaces de cumplir con esta tarea como quisiéramos. Nos empeñamos en dar lo mejor y ser lo mejor, pero nos estresamos y nos abrumamos por todo lo que conlleva la parentalidad.

Ser conscientes de nuestras acciones y decisiones y estar realmente presentes en el día a día, en lugar de movernos por la inercia o la costumbre, parece ser algo sencillo, pero suponen muchos retos. La crianza consciente presenta una solución saludable a este desafío.

Pero ¿qué es la crianza consciente? Pues bien, la crianza consciente es una filosofía que defiende que, al conectarse con los detonantes y traumas de la propia infancia, los padres conocen mejor las emociones, los mensajes interiorizados y las creencias que forjan su estilo de crianza y responden mejor a la conducta de los hijos.

El objetivo de este enfoque es que los papás actúen de manera más reflexiva y equilibrada, eviten la repetición de patrones negativos provenientes de su propia infancia y enseñen a sus hijos lecciones positivas.

La crianza consciente puede traer importantes beneficios a la familia, como:

1. El fortalecimiento del vínculo entre padres e hijos, al comunicarles que pueden contar contigo para que los apoyes tanto en los buenos como en los malos momentos.
2. Un hijo más resiliente emocionalmente. Al ser su modelo de regulación emocional saludable, les enseñas a identificar y regular sus propias emociones y los preparas para las relaciones y situaciones de la vida.
3. Una comunicación más saludable, pues cuando aprendes a regular tus propias emociones creas un espacio seguro para hablar y guiar a tus hijos hacia la resolución de sus propios conflictos emocionales. Ellos no se sentirán juzgados y te verán cómo alguien en quien pueden confiar. Esta comunicación abierta facilita en todos los aspectos la crianza de los hijos.
4. Un hogar más empático, una vez que empiezas a tratarte a ti mismo y a tus hijos con más compasión y menos culpabilidad. Comprender y regular la raíz de nuestro estrés nos permite disminuir la intensidad de nuestras reacciones con el tiempo.
5. La atención plena, porque estás en sintonía con lo que está sucediendo en el momento actual, no te frustras por las conductas del pasado y no estás preocupándote por las implicaciones futuras. Esto reducirá la probabilidad de que conductas inapropiadas se conviertan en un patrón.
6. La disminución de las “malas conductas”, debido a que el vínculo entre ustedes se hace tan fuerte que es menos probable que tus hijos se porten mal para llamar la atención o satisfacer otras necesidades.

Si bien este enfoque parece un sueño, no está exento de dificultades. La crianza de los hijos es de las cosas más complejas que cualquier persona hará jamás y ningún enfoque o estilo de crianza es perfecto.

La crianza consciente requiere: un alto nivel de autoconciencia, porque es incómodo analizar y cambiar las carencias y creencias de nuestra infancia; paciencia con los niños más pequeños, pues no han desarrollado un pensamiento racional completo; estar bien con el fracaso de los hijos, pues se trata de apoyarlos en todo, sin atarse a expectativas específicas; renunciar al control y permitir que los hijos tengan cierta autoridad para tomar decisiones dentro de ciertos parámetros de seguridad; y abordar cada situación con la respuesta de apoyo más completa para cada pequeño, en lugar de seguir instrucciones.

Practicar la crianza consciente es un cambio en el estilo de vida que puede llevar tiempo implementar. Recuerda que cualquier implementación es buena y lo importante no es hacerlo "perfecto" todo el tiempo, sino sentirte cómoda con tus emociones, establecer límites, practicar la aceptación, volver a visitar la propia infancia y aceptar que los hijos tienen sus propios intereses, fortalezas, creencias y deseos diferentes a los nuestros.

Dicho esto, el hecho es que no existe un enfoque único para criar a los hijos. La crianza consciente puede ayudar a desarrollar la resiliencia emocional y la autoestima, así como fortalecer el vínculo familiar.

Puede ser muy beneficiosa, pero lo más importante es tener en cuenta las necesidades específicas de cada peque y su familia antes de comprometerse con cualquier enfoque de crianza.