Una nutrición óptima puede determinar gran parte del crecimiento y desarrollo de tu hijo.
Una dieta balanceada que contenga todos los nutrientes esenciales es la mejor garantía para la salud de tu bebé. Es importante elegir alimentos que contengan altos niveles de calcio que ayudan a la formación de huesos y dientes fuertes. El Hierro es el responsable de transportar el oxígeno a las células, además de ser otro nutriente esencial para el desarrollo cerebral. El Zinc es importante para el crecimiento y división de las células, además de un sistema inmune fuerte, y el Yodo ayuda al cerebro y a todo el sistema nervioso. La Vitamina A para el desarrollo de la visión y la Vitamina D para la absorción del calcio, son especialmente importantes, mientras que el grupo de las Vitaminas B juegan un rol en una liberación óptima de energía.
Estos nutrientes son encontrados en una amplia variedad de alimentos, por lo que es importante asegurar que tu hijo consuma una dieta balanceada que incluya vegetales, grasas, proteínas y carbohidratos.
Los carbohidratos son una fuente importante de energía para el cuerpo, y normalmente representan entre el 50-60% de nuestra dieta. Los cereales son un ejemplo de buena fuente de carbohidratos. Las grasas son buena fuente de energía. Ellas proveen el doble de energía que los carbohidratos, y niños activos pueden hacer un muy buen uso de las mismas. Intenta evitar grasas saturadas (principalmente de origen animal) y mantente con ácidos grasos insaturados (origen vegetal). La fibra dietética, aunque es difícil de digerir, debería formar parte de cualquier dieta una vez el sistema digestivo es suficientemente fuerte. Los cereales de granos enteros, vegetales, frijoles, frutas, nueces son una buena fuente de fibras.
Las proteínas son el macronutriente más importante. Juegan un rol importante en desarrollo del cerebro y los músculos, entre otros beneficios. Durante el primer año de visa, la leche materna es la mejor manera de regular los niveles de proteína, dado que contiene la cantidad perfecta dependiendo de las necesidades de tu bebé. Tiene una mayor concentración para el recién nacido, y luego va disminuyendo gradualmente a medida que el bebé va creciendo, conforme a los requerimientos nutricionales estipulados para esa etapa.
Cuando tu bebé inicia la alimentación complementaria, la ingesta de proteínas puede variar. Es importante considerar que además de los alimentos sólidos que tu hijo ingiere, la leche es una fuente relevante de proteínas. Intenta limitar su ingesta para cuidar que su consumo de proteínas no sea excesivo hasta por lo menos los dos años de edad, a través de alimentos adecuados y leche materna o una leche baja en proteínas.
Artículos relacionados