¿El padre debe estar presente en la sala de partos?
¿El parto es una dura prueba solo para nosotras? ¡Pues para los futuros padres también! Si bien es un auténtico maratón para quienes están presentes en la sala de partos a fin de asistir al nacimiento del bebé, puede provocar el mismo estrés en los padres que recorren el pasillo sin freno.
El embarazo es una experiencia de pareja. Por ello, el padre puede estar presente en cada etapa: durante las ecografías, en los cursos de preparación para el nacimiento, en la decoración de la habitación del niño, en la elección del nombre o simplemente para apoyar y ayudar a su compañera. Es natural, entonces, que pueda asistir al nacimiento de su bebé. Cada quien tiene la libertad de elegir cómo participar en esos momentos.
Una elección personal
Asistir al nacimiento de un hijo, escuchar su primer grito y sostenerlo en los brazos durante sus primeros segundos de vida, es una experiencia que algunos padres no se perderían por nada del mundo. Sin embargo, hay que reconocer que no se trata de una experiencia sencilla: el temor a no saber qué hacer ante el dolor de la madre, la visión de la sangre y los actos médicos, sumado a la tensión, pueden resultar chocantes en determinados hombres.
Esto dependerá de la sensibilidad de cada padre, por lo que no hay ningún motivo para sentirse culpable. En cualquier caso, es mejor un futuro padre sereno en el pasillo que uno completamente aterrorizado en la sala de partos. Aunque también debe tenerse en cuenta que, en ocasiones, es la madre la que no desea tener a su pareja presente durante el parto.
Cuando el padre asiste al parto
Durante el parto, la misión del padre es apoyar a la madre tanto física como psicológicamente. Esto es, tranquilizarla, hacerle masajes, distraerla, traerle agua o un poco de comida. En resumen, ayudarla con los pequeños detalles.
El padre no tiene la obligación de estar presente durante todo el proceso del parto. Puede hacer pausas y tomar aire unos instantes, lo cual no es solo beneficioso para él, sino también para la madre. Incluso en determinadas circunstancias, como una cesárea u otra intervención quirúrgica, se le puede pedir que abandone la sala.
Asimismo, el hombre debe saber enfrentarse a los cambios de humor de su pareja, que son frecuentes. Esto es normal: los efectos del cansancio, el dolor y la ansiedad obligan a liberar ciertas emociones, y el padre suele servir de válvula de escape. Por ello, deberá encontrar el equilibrio justo entre la presencia y la discreción.
En los primeros minutos que siguen al parto, el padre ejerce un papel activo. A menudo es el encargado de cortar el cordón umbilical, ¡un acto muy simbólico!
Tanto si el padre asiste al parto como si no, el nacimiento sigue siendo un momento crucial. Lo importante es estar cerca en este primer encuentro con el bebé. Cada uno elige cómo quiere vivirlo y sin duda no lo olvidará mientras viva.
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