Confirmado: ¡estoy embarazada!
Confirmado, ¡estoy embarazada! Me siento muy emocionada, pero a la vez me pregunto cómo debo prepararme para ser una buena madre. Las dudas me invaden, y yo que creía ser una persona segura de sí misma.
Tranquilízate, es normal que ciertas preguntas y dudas empiecen a rondar tu mente. Saber que un bebé está en camino supone un importante cambio en la vida de una mujer y su pareja. Por suerte, la naturaleza es muy sabia y cuentan con nueve meses para asimilar el hecho de que van a ser padres.
Más ansiosa y sensible
Ansiedad, nerviosismo, pequeños momentos de depresión y excitación, cambios de humor, insomnio, son algunos estados y sensaciones que, probablemente, hayas experimentado poco. Puede ser, incluso, que te cueste reconocerte: no consigues concentrarte al trabajar o no puedes evitar llorar ante una comedia romántica o a la mínima contrariedad.
Todo ello está relacionado con los grandes cambios hormonales que estás experimentando. Los estrógenos, la progesterona y la hormona del embarazo, conocida como hCG, producen un efecto sobre la mente de las futuras mamás y al que cada mujer reacciona de forma diferente. Ya no eres tú quien decide plenamente, sino tus hormonas.
Ahora me toca a mí
Si crees que las hormonas te pondrán las emociones a flor de piel, es hora de que sepas que éstas no serán las únicas responsables. El primer embarazo te hará notar que estás por pasar de la condición de "hija de" a la de "hija de y madre de".
La responsabilidad que conlleva traer un bebé al mundo puede colmarte de interrogantes. Esto es normal y se debe a que estás tomando consciencia de tu futura condición de madre. Algunas preguntas usuales son: ¿seré una buena madre?, ¿me pareceré a la mía?, ¿tendré tanta paciencia como ella? Habla sobre estas interrogantes con tus amigas que ya han pasado por esta experiencia. Si estas incógnitas se vuelven angustiantes, coméntalas con un terapeuta.
¡Me cuesta imaginar los cambios de mi cuerpo!
Durante los próximos nueve meses, tu cuerpo va transformarse. Si crees que no podrás controlar estos cambios, no te preocupes, son progresivos y reversibles. Para ir adecuándote a ellos, es necesario que vayas comprendiendo lo que le está sucediendo a tu cuerpo y cómo va desarrollándose el crecimiento del bebé. Para ello, aprovecha las citas con el médico, especialmente las ecografías, donde podrás seguir la evolución del niño.
Las sesiones de preparación para el parto también te ayudarán a conocer mejor esta evolución: ¡no dejes de hacerlas! Por último, algunos gestos simbólicos te ayudarán a prepararte, como comprarte ropa prenatal o ir planeando la decoración del cuarto del futuro bebé.
Por complicado que parezca, para vivir esta etapa con serenidad, primero debes pensar en ti y tu pareja. Trata de vivir las emociones que te asaltan sin la necesidad de preguntarte cada dos minutos si son normales o si serás una buena madre. Deja que las cosas tomen su propio curso y, sobre todo, confía en tu instinto.
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