Será un niño sociable
Decir “hola”, “por favor” y “gracias”, esperar su turno, pedir un juguete a un amigo en lugar de quitárselo de las manos, no meterse el dedo en la nariz son algunos ejemplos de comportamientos que, lejos de ser espontáneos y naturales, deben enseñarse y fomentarse. La socialización es un aspecto importante del desarrollo del niño, ya que condiciona la buena integración del futuro adulto en la sociedad. Además, ya sea en la guardería o en el nido, los niños acabarán rápidamente conviviendo con otros.
La comunidad de los bebés
Has conseguido una plaza en la guardería, cosa nada fácil. Estás encantada de saber que tu bebé estará en compañía de los hijos de tus vecinos, a los que todavía no conoces. Tu bebé pasará allí entre ocho y diez horas al día durante unos tres años, a cargo de un equipo de profesionales.
Eso te tranquiliza porque, aunque queramos, no es fácil dejar a tu niño con otras personas. Tu hijo ocupará su sitio en la guardería, un sitio en el que compartirá con las personas que se encargan de él. Esto no impide que pueda tener preferencia por un auxiliar en particular, pero va a tener que acomodarse a numerosos intrusos que pasan el día en la guardería. No será como en casa, donde el niño recibe todas las atenciones. Entonces surge la pregunta: ¿la guardería es interesante para un bebé?
Los bebés tienen a menudo ritmos y necesidades muy diferentes. Como se despiertan hacia la misma hora por la mañana, se duermen casi todos al mismo tiempo, es decir, una hora después de llegar a la guardería. A partir de las 11, toman su leche a medida que los niños se despiertan. Dos horas más tarde, vuelven a dormirse. Estarán todos juntos, estirados sobre colchonetas. Realmente parecen orugas, y la visión del grupo durmiendo boca arriba o boca abajo es desconcertante. Una se pregunta si su hijo es humano y si no estaría mejor en los brazos de una niñera o de paseo por el parque sentado en su carrito. Puede que, a fuerza de observarlo atentamente por el rabillo del ojo, el niño pase de dormir boca arriba a hacerlo boca abajo.
Pequeños camaleones...
En el momento de la comida, entre los bebés que ya se han despertado, se da prioridad a los bebés que lloran más. Pero unos meses más tarde, cuando los bebés rondan los diez meses, ¡todos se ponen a llorar al mismo tiempo! Ya han captado que lo que cuenta es hacerse oír. El pequeño Matías, de 14 meses, se ha percatado de que su cuidadora se lava las manos antes de cambiarle el pañal. Las comidas son también una oportunidad para observar a sus compañeros y demostrar que está listo para beber del vaso o comer solo.Principio del formulariFinal del formulario
Entre los bebés que tienen entre 15 meses y dos años, la comunicación no verbal incluye morder, sobre todo en las mejillas, eso puede ir desde un beso apasionado hasta provocar sangre. ¡Y todo por apoderarse de un juguete! Hacia los 18 meses, comienzan los arañazos. Para evitar que los encuentros entre niños no acaben como peleas de gatos, los adultos tenemos que explicar, repetidamente, a los pequeños que hay que compartir, dar y recibir.
Tu hijo va a hacer amigos
Antes de los dos años, los niños comparten el mismo espacio, se desplazan de manera imprevisible por el espacio de la guardería, chocan el uno contra el otro y pueden llegar a compartir un mismo juego, como el de los cubos, en el que intercambian piezas hasta que uno decide de golpe dejar de jugar. Se marcha sin más, sin avisar, quién sabe dónde. El resto continúa como si nada, absortos en su actividad. Pueden mostrar curiosidad por los demás, codiciar el juguete del otro o querer meterle el dedo en el ojo al vecino, pero no están realmente preocupados por entablar una relación particular. Y no es que sean unos estirados o tengan el corazón de piedra: es que son demasiado pequeños para la amistad. Tranquila, tu hijo ya tiene amigos, pero en el círculo de personas que se ocupa de él.
A partir de los dos años, empezarán a decir “¿Jugamos?” y jugarán juntos, elegirán a sus compañeros de juego y se darán la mano.
Niños solitarios
Algunos niños no se integran al grupo. Prefieren jugar solos, rechazan sistemáticamente las actividades conjuntas y comen lentamente. Con la idea de hacer siempre lo mejor por nuestros hijos, muchas madres de niños solitarios les rogarán que se sumen al grupo y se diviertan en él. Y todo el mundo dirá que la guardería es el lugar ideal. Sin embargo, es posible que los pequeños que revelen ese temperamento, que necesitan tiempo para adaptarse al grupo, estén mejor con una niñera, ya que el número de niños a su cargo no suele ser mayor de tres. El ambiente es más calmado y el nivel de ruido, mucho menor, por lo que el niño se cansa menos.
La escuela de la vida
Independientemente de si escoges un modo de cuidado colectivo o individual, tu hijo deberá ir al nido pronto y tendrá oportunidad de socializar. A partir de estas primeras experiencias, aprenderá las reglas de la vida en sociedad, encontrará su manera de ser con la gente, descubrirá que los desconocidos no tienen por qué ser monstruos y sentirá empatía por los demás.
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